Cuando veáis que de nuevo en este post ando a vueltas con los incendios pensaréis que me obsesiona el tema. Bueno, es bastante serio, pues la plaga incendiaria puede traer consecuencias muy graves para todos, pero tampoco me paso el día pensando en ello. De todas formas, me da pie a poner fotos que muestran para mí un toque hermoso en su aspecto distinto al habitual, pese a la tragedia que suponen las circunstancias en que fueron tomadas.
Las de hoy vuelven a tener el sol y el humo como protagonistas y están hechas desde la ventana de mi casa en Santiago el pasado 11 de agosto, uno de los peores días de la oleada de fuegos a principios del mes.
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