Un desfile de carnaval pospuesto por las vicisitudes del clima fue el que tuvimos en Compostela este año, porque el tiempo empeoró tanto en la tarde del martes 5 previsto para su celebración que aconsejó su aplazamiento a última hora. Para alivio de todos, la nueva fecha consensuada con las comparsas para el domingo 17 resultó favorecida por un sol ya casi primaveral, que permitió el lucimiento de los participantes y el disfrute de miles de personas que se congregaron para verlos.
Después de la mojadura del año pasado y conociendo las previsiones desapacibles de nuevo, el martes llegué a pensar que esta vez sería mejor no ir. Sin embargo, hay algo que me llama para no faltar a esta cita de la que siempre doy cuenta aquí, así que le eché moral y allá me fui... para ver caras desilusionadas por tanto trabajo malogrado. Algo de eso se trasluce en las fotos correspondientes. Nada más llegar al punto de partida me encontré con un impresionante dragón de globos que fue destruido por sus creadores esa misma tarde. Lástima que no sobreviviese hasta el soleado día de la reedición.
Como de costumbre, pretendo centrarme más en los retratos que en el ambiente, aunque algo de conjunto también me interesa, claro.
Todas las fotos están hechas con una EOS 7D y un objetivo Canon 24-105 f/4 L. Algunas van directamente como salieron y otras están algo procesadas con el módulo de ajustes de FastStone. El orden es cronológico.
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