SPECIAL DFX: MOTO G EN PIRINEOS

El título de esta entrada no tiene nada que ver con máquinas de dos ruedas, aunque pudiera sonar a algo por el estilo. Muy a mi pesar, hace unos meses me vi obligado a cambiar de teléfono móvil porque mi antiguo Sony-Ericsson empezó a fallar. Me gustaba mucho por lo pequeño y manejable que era, con un teclado desplegable muy práctico. Por más que quieran convencernos, para los que estamos acostumbrados a cierto tipo de fotografía, una cámara de móvil no ofrece calidad aceptable, ni siquiera en los de gama alta. Pero bueno, los 5 megapíxeles del mío me sirvieron durante años para salir de algún apuro y a veces conseguía resultados decentes, especialmente en modo macro. Aún lamento su pérdida, pero el arreglo del teléfono era tan caro y complicado que preferí una solución rápida y drástica.

La verdad es que no busqué demasiado. En realidad, la cámara incorporada era algo secundario porque actualmente casi siempre llevo encima mi Canon S95, que cabe en un bolsillo; así que simplemente quería algo de tamaño manejable, con buena pantalla y con batería de larga duración. Entre los muchos modelos que vi en una tienda, me llamó la atención el Motorola Moto G y unos días después me hice con él, tras informarme en la Red y pese a no destacar precisamente por la calidad de su cámara de 5mpx. Actualmente salen en los foros opiniones de muchos usuarios que tienen graves problemas con este móvil, pero vete a saber lo que le hace la gente al pobre aparato. En mi caso funciona de maravilla, me gusta mucho en general y creo que fue una buena adquisición. Pero aquí hablamos de fotografía.

Al principio no me gustaban las fotos tomadas con él. Comparadas con las de mi antiguo Sony, me parecían pobres en definición y color, además de la escasez de opciones. Todavía son peores en cuanto a resolución usando el modo de aspecto 16:9 porque se quedan en menos de 4mpx y se ven más artefactos. Pero un buen día se me ocurrió usar el modo HDR que trae incluido y me quedé prendado de su efectividad. Desde entonces, aunque siga trabajando con las cámaras "de verdad", me he acostumbrado a hacer siempre algunas tomas con el teléfono porque me encanta el aspecto pictórico que cobran al verlas de cerca en pantalla grande. Por momentos me parecen obras en acuarela o témpera de un pintor realista obsesionado con el detalle fino, o quizás el resultado de la aplicación de un filtro pictórico de los que se ven en algunos programas de procesado.

Como las imágenes valen más que las palabras, aquí están unas cuantas muestras de mi último viaje a los Pirineos en mayo pasado. Son lugares de las provincias de Huesca, Lleida y Zaragoza. Todas están sacadas con el Moto G y van sin retoques, tal como salieron de la cámara del teléfono, con el único añadido de una tenue marca de agua. Lástima que Blogger las reduce a un máximo de 1.600 píxeles el lado mayor y no permite ponerlas a resolución completa. Las cinco primeras se dispararon en modo normal y el resto, en modo HDR con aspecto 16:9.

La diferencia se nota especialmente en el procesado de las nubes: las del principio se presentan quemadas en las altas luces donde hay una gran variación en luminosidad y aparecen dominantes violáceas, mientras que con el HDR se aprecian perfectamente los detalles de luces y sombras junto con unos colores más correctos en general. Incluso en algunas donde aparece nieve rodeada de nubes se distinguen claramente la una y las otras a pesar de la similitud de los valores de brillo. Sí que se pueden identificar ciertos halos en las zonas de alto contraste, pero no son demasiado evidentes y eso es algo que también ocurre con el procesado HDR en programas de alta calidad. Al fin y al cabo, son fotos de un teléfono móvil y es asombroso cómo se incorporan a lo cotidiano tecnologías que hasta hace poco sólo estaban al alcance de especialistas.

FOTOS DE MOTOROLA MOTO G

MODO NORMAL