Las fotos que pongo hoy después de unos meses sin aparecer por aquí son de temática completamente distinta a todo lo que he publicado antes. Y advierto que seguramente no serán del agrado de todo el mundo, como ya me ha demostrado alguna persona.
Desde hace unos años se ha producido un gran auge de obras relacionadas con vampiros, zombis, espíritus malignos (y benignos), habitantes de otra dimensión y demás tipos terroríficos que han invadido cine, televisión, contenidos multimedia, videojuegos, espectáculos y hasta cierto tipo de "literatura".
No es de extrañar, por tanto, que en tierras donde tradicionalmente no se celebraba estemos asistiendo a la popularidad cada vez mayor de una costumbre de origen anglosajón que incluye ese componente siniestro tan de moda, como es el llamado Halloween. No voy a entrar en cuestiones de fondo ni en las razones de una asimilación tan bien recibida —o al menos no rechazada— en tantos sectores. Esta vez simplemente he "aprovechado el tirón" para inspirarme y hacer algo nuevo para mí.
A principios de noviembre, con motivo del Halloween de marras, decidí montar en el estudio una sesión dedicada a escenas de terror. Tengo que agradecer a todos los participantes lo bien que lo hicieron, pero especialmente a Paula, maquilladora en varios de mis trabajos con modelos. Ella se encargó de reclutarlos, ponerlos a punto para la cámara, hacer trabajo de intendencia y también de posar ella misma con toda la expresividad que se aprecia en las imágenes de abajo.
Hay muchas más fotos y mejores, pero vayamos despacio. Por ahora, esas dos son suficientes. Todavía se pueden mejorar con otros fondos y demás, pero en principio estoy satisfecho con el trabajo. La base ya está bastante bien pero el proceso de retoques fue todo un desafío porque nunca anteriormente le había hecho algo así a un humano. Incluyo también la evolución desde el original con un montaje animado general y otro más centrado en los detalles de la cara.
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