Por accidente de mi teléfono Motorola Moto G1, tuve que cambiar de móvil hace cosa de un año. A pesar de ser un aparato de gama más bien baja, el antiguo tenía prestaciones de modelos supuestamente superiores y mi experiencia con él era totalmente satisfactoria, desde el funcionamiento general hasta las fotos que sacaba, pasando por su tamaño y manejabilidad. Aunque su cámara de 5 megapíxeles se hacía demasiado exigua para los estándares de hoy, sus fotos en modo HDR eran muy especiales, como ya dejé claro aquí mismo
hace unos años.
La fatalidad me obligó a un cambio no deseado que, al final, ha resultado beneficioso en casi todos los aspectos. Para elegir el nuevo aparato me propuse dos condiciones básicas: que no fuese caro y que tuviese una cámara aceptable. Lo primero, porque ya se sabe que estas tecnologías se quedan rápidamente atrasadas y, como en mi caso, los accidentes te hacen reflexionar sobre el valor de ciertas cosas. Lo segundo, porque al fin y al cabo hago muchas fotos y quiero que sean decentes. Después de mirar gran cantidad de opciones, me decidí por otro Motorola: el Moto G4 Plus, un modelo con especificaciones excelentes para su precio y lanzado un año antes, pero que precisamente por eso costaba casi la mitad que entonces. Una ganga. Además, su cámara podía compararse a móviles de gama alta,
según muchas reseñas.
Debo decir que estoy muy contento con él. La pega al principio era su tamaño mayor que el del G1 pero, después de este tiempo de uso, lo difícil ahora sería habituarse a algo más pequeño, sobre todo por la visualización más que por el manejo en sí. Su pantalla IPS Full HD es fantástica para reproducir todo tipo de contenidos de imagen por color y nitidez. Y la batería dura muchísimo. En cuanto a la cámara principal... bueno, no está mal. Pero claro, alguien acostumbrado a las fotos de máquinas dedicadas encuentra carencias y limitaciones determinantes, aunque yo ya me había informado del asunto. De todas formas, hay que reconocer lo mucho que han avanzado estos aparatos y algunos han alcanzado ya niveles de cámaras profesionales, según mis noticias.
La del G4 Plus, con su apertura f/2.0 y un sensor de 16Mpx, le da cien vueltas a la del Moto G1. Con luz suficiente hace estupendas fotos para ver o imprimir en tamaños medianos y el ruido en condiciones de poca luz es sorprendentemente bajo. Son niveles que hace no tanto ni siquiera alcanzaban muchas cámaras "de verdad". Sin embargo, echo de menos aquel modo HDR del G1 con su aspecto tan pictórico, aunque el del G4 sea más natural.
Para ilustrar muy básicamente los resultados de éste, hoy pongo fotos tomadas en un reciente viaje a la isla canaria de Lanzarote. Unas figuran directamente como salieron con el móvil y otras están retocadas internamente en él mediante la app de Google Photos. También están reducidas con FastStone a 1.600px el lado más largo, que es lo máximo que permite publicar Blogger.
Un lugar tan hermoso como Lanzarote le induce a alguien como yo a disparar la cámara incansablemente, por eso tantas veces se olvida uno de hacerlo también con el móvil, especialmente si no es instagramer o algo por el estilo. Sí, ya sé que en los tiempos que corren no se comprende bien que no use Instagram,
pero es lo que hay...
No hay comentarios:
Publicar un comentario